Monday, August 15, 2005

¿Por qué temer a la Muerte?

¿Por qué temer a la muerte?


Por: Carlos Aguirre Moreno

Mañana cobraré el dinero que me deben. ¿Será seguro que mañana amanezca nublado? En dos años encargaremos un hijo, ¡Este año tengo el propósito de bajar de peso! La próxima semana saldré de viaje de negocios. Tengo planeado un proyecto que estoy seguro cambiará mi vida. Cuando termine mi carrera estableceré un negocio de bienes raíces…….

Estos son algunos ejemplos de las muchas preguntas, propósitos, planes, sueños y proyectos que frecuentemente nos hacemos día a día, según sea nuestra condición, edad, personalidad o necesidad. Pero ninguna de ellas será verdaderamente cierta, habrán muchos motivos y circunstancias que eviten que logremos realizarlas, aun y cuando tengamos toda la voluntad para concretarlas. Porque lo único verdaderamente seguro que tenemos en esta vida es: La Muerte.

Según la mayoría de las corrientes o teorías psicológicas, por no decir todas, aseguran que es necesario ver con claridad y objetividad los problemas que vivimos, ya que si no les ponemos nombre, no podemos enfrentarlos. Siempre debemos considerar las diferentes opciones que tengo frente a mí, para saber tomar una decisión acertada, pero ¿Por qué jamás pensamos que mañana podemos morir? ¿Por qué la muerte no es nunca un elemento a considerar ante la mayoría de nuestras decisiones? Si es lo único seguro que tenemos, ya que “en el momento mismo de nacer, empezamos a morir”. Por supuesto que sería desastroso para todo ser humano vivir siempre con este pensamiento, sería sumamente angustiante, pues vivimos como si nunca nos fuera a pasar, como si esta posibilidad solo se presentara en otros. Vemos con alarma a los miles de muertos que nos presentan los diarios, y pensamos solo por breves minutos que “la vida no la tenemos comprada” y luego al pasar la hoja, nos olvidamos de ese pensamiento y seguimos como si esta realidad fuera solo para otros, no para nosotros.

¿Podríamos imaginar por un momento la terrible angustia de aquellas personas que, padeciendo una enfermedad terminal saben que sus días están contados? O la de aquellos presos condenados a muerte meses o semanas antes de su ejecución, o la del mismísimo Jesucristo, cuando de manera absolutamente humana, ora sudando sangre en el huerto de Getzemaní (Lc. 22, 44). No, realmente no creo que podamos imaginarlo, salvo aquellas personas que se han visto en le umbral de la muerte y han logrado vivir para contarlo. Según la psiquiatría una de las angustias más profundas y desgarradoras que podemos vivir los seres humanos es la que se conoce como: La angustia previa a la muerte. La muerte será siempre un tema lleno de escrúpulos, y miedos, se convierte en un tabú del que nadie quiere leer ni escribir, menos aun platicar, por lo tanto, será siempre un pensamiento que jamás tomaremos en cuenta como una opción para la toma de decisiones, es mas, ni siquiera le damos forma de pensamiento en momentos decisivos y personalmente creo que tenemos razón al no hacerlo.

Sin embargo, las personas que profesamos una religión basada en Cristo, este tema no deberá ser nunca un fantasma, ni siquiera algo a lo que debamos temer, quizá los dos únicos motivos para temerle, sería el miedo al dolor físico que pudiera causarnos el momento mismo, y reflexionar en la forma como nos comportamos durante la vida, pero nada mas, ya que nuestra fe nos dice que; mas allá de la muerte se encuentra la vida eterna, y esa es precisamente la base fundamental de nuestra fe Cristiana!. Por ello pienso en una enseñanza que tuve hace algunos años cuando mi hija, de apenas cinco años de edad, partió a esa vida eterna.

Aprendí que; Cuando Dios hace al hombre a Su imagen y semejanza, “Insufló en sus narices aliento de vida” (Gen 2, 7)1 este aliento, debe interpretarse como “El Espíritu” que Él nos regala, por ello la imagen y semejanza con Dios. Desde ese momento tenemos ya, un espíritu completo, y ese momento es precisamente el mismo de la concepción, -por ello la negación de la iglesia a permitir un aborto, aún dentro de los tres primeros meses de concebidos- de tal suerte que ese espíritu es lo verdaderamente inmortal que poseemos. Y lo que tenemos prestado, lo mortal, lo perecedero, lo corrompible, es el cuerpo, -Templo del espíritu-, lo que irá cambiando poco a poco a lo largo de nuestra vida hasta quedar hecho cenizas o tierra. Y así, desde que nacemos nuestra vida tomará su camino, el camino que nosotros busquemos y podemos hacer con ella lo que queramos. Sin embargo, ese espíritu tendrá que regresar forzosamente a donde fue creado, a las manos del Creador para toda la Eternidad. Uno de los padres de la iglesia decía: “La vida dura apenas un suspiro en el tiempo eterno”, pero este suspiro será lo que marque la diferencia del lugar donde vayamos estar por toda La Eternidad, por ello la importancia de estar siempre preparados y con las lámparas encendidas como las vírgenes prudentes del Evangelio (Mt. 25, 1-13). Es claro que no podemos olvidar que la Misericordia de Dios es Infinita, e insondeable y el arrepentimiento y reconocimiento de Su existencia, que podamos tener en los últimos instantes de nuestra vida, pudiera ser suficiente para llegar a manos del Creador, como lo hiciera el “ladrón bueno” justo antes de morir a lado de Jesús. (Lc. 23, 42:43).

Bajo este razonamiento, ¿Cuál sería la preocupación por la muerte? ¿Dejar lo que tanto nos ha costado? ¿Dejar de ver a los seres amados en este mundo? Si esto fuera así, recordemos que la fuente de amor misma es Él, una fuente de amor que no nos permitirá jamás extrañar lo que aquí amamos o dejamos, la vida Eterna estará siempre llena de todo lo que Dios significa; Amor, Paz, Tranquilidad, Misericordia, Luz, Verdad. Vida, en fin, todo lo que anhelamos en este mundo finito y por lo que nos desgastamos viviendo. La enseñanza que nos deja esto es; buscar siempre las cosas de Dios, y esperar sin olvido, que la muerte a nuestro cuerpo llegará inevitablemente en el momento menos pensado, y de ahí en adelante podremos disfrutar de la felicidad eterna que tanto buscamos en vida.

No puedo dejar de pensar en el dolor que nos causa la pérdida de algún ser querido, pero aun esta pena, será mucho mas llevadera cuando pensamos que ese ser amado, está en un lugar donde ahora es amado por ¡El Amor mismo!, y no podrá jamás estar en un lugar mejor, aunque esto signifique no ser a lado nuestro.

Así que, vivamos la vida de forma intensa, hagamos planes, proyectos, sueños, propósitos, con la intención de hacerlos realidad, sin olvidarnos de donde venimos y hacia donde vamos y sin pensar que la muerte nos acecha, al fin, ya sabemos que hagamos lo que hagamos, finalmente llegará.

2 Comments:

Blogger picosita said...

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8:19 PM

 
Blogger ESTRANGED- said...

Le tememos porque la muerte NO es algo natural, Dios nos fue quitando vida por las barbaries que, inevitablemente, seguiremos haciendo.

11:13 AM

 

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